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Mick Jagger y Donald Sutherland posan para una foto en Venecia, junto a Claes Bang, Elizabeth Debicki y Giuseppe Capotondi.
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EFE

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Mick Jagger cerró la Mostra en Venecia apoyando a los jóvenes que luchan por el clima

El mítico cantante de The Rolling Stones no ahorró comentarios y arremetió contra las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Los jóvenes que exigen en todo el mundo medidas contra el cambio climático pueden contar desde hoy con el apoyo del rockero Mick Jagger: "Estoy con ellos", proclamó, al cerrar la Mostra de Venecia con su último trabajo como actor.

Sus palabras llegaron en el momento en que cientos de jóvenes ocupaban la alfombra roja del festival, para reclamar una mayor atención al clima: "Estoy feliz de que lo hagan, ellos heredarán el planeta", dijo Jagger al ser preguntado en una rueda de prensa.

Como era de esperar, el mítico cantante de The Rolling Stones no ahorró comentarios y arremetió contra las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aunque sin mencionarle.

"Nos encontramos en una situación dificilísima, en particular en Estados Unidos, donde todos los controles medioambientales creados para mejorar la situación han sido retirados por la actual administración", denunció la estrella del rock.

Jagger lamentó que mientras que Estados Unidos "debería ser un líder mundial en el control del medioambiente, ahora ha perdido ese rol y está yendo en otra dirección".

"Estoy feliz de que se proteste en la alfombra roja o donde sea. Estoy con ellos", zanjó, entre los aplausos de los periodistas.

El cantante sigue dejándose ver en la gran pantalla y ahora sale en la película "The burnt orange heresy", dirigida por el italiano Giuseppe Capotondi, en la que también aparece Donald Sutherland, y que ha sido estrenada en la Mostra fuera de competición.

Sutherland, presente también en la presentación de la cinta, dio abiertamente la razón a Jagger e incluso aumentó la apuesta: ""Ellos (los activistas) tienen que luchar más fuerte y deben tener el mayor apoyo posible", animó, en medio de aplausos.

El veterano actor denunció que la actual administración en Washington ha "destruido" las políticas medioambientales del anterior presidente estadounidense, Barack Obama, una postura seguida, a su parecer, por el mandatario de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, muy criticado por la protección a la Amazonía, o por el Reino Unido.

Y es que, a sus 85 años, el actor canadiense no ocultó su preocupación por el futuro que aguarda a los niños, por lo que volvió a criticar a los gobiernos que no se preocupan de cuidar la naturaleza ni se esfuerzan por hacer frente al peligro del cambio climático.

"Están arruinando el mundo", denunció.

En la rueda de prensa, se le preguntó a Jagger si sentía que el mundo actual estaba destruyendo las ideas liberales que su generación construyó, algo a lo que restó importancia.

"El mundo es desde luego diferente, pero cada generación, cada diez, veinte, cincuenta o cien años, es diferente. Estamos atravesando obviamente un tiempo muy extraño ahora mismo. Y cuando vives tiempos extraños sabes que lo son, pero no sabes lo que va a pasar al final", dijo.

Jagger resaltó dos fenómenos, a su juicio, muy actuales: "Una mayor polarización y un menor civismo".

"No me refiero a los modales y todo eso, sino a la combinación de todo ello, a dónde nos va a llevar al final esta polarización y esta mala educación y mentiras", indicó.

Precisamente la película en la que aparece tiene la verdad, la mentira y la ambición como ejes centrales.

Basada en la novela negra del estadounidense Charles Willeford, "The burnt orange heresy" es la historia del carismático crítico de arte James Figueras (Claes Bang) enfrascado en sus ambiciones y en sus frustraciones por un anhelo de posteridad no logrado.

El escritor, con su joven amante (Elizabeth Debicki), es invitado a la villa del extrovertido coleccionista Joseph Cassidy (Jagger) a orillas del italiano lago de Como, que resulta ser mecenas del afamado y esquivo pintor Jerome Debney (Sutherland).

Figueras recibe entonces un encargo de su anfitrión: robar a toda costa el último trabajo del artista, un cuadro esperado con ansia en los círculos artísticos del mundo y que acabará siendo la manzana de la discordia que desate una pugna entre ambición y principios.

"Quería hablar de la verdad, que es un tema muy serio en la actualidad", opinó el director.

Pero también se trata de un duro retrato del mundo del comercio artístico, un dardo a la crítica que, curiosamente, ha sido elegido para clausurar las proyecciones del Festival veneciano.

EFE

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